Por fin nos han proporcionado los datos referentes a las altas y bajas de empleados del último trimestre de 2020. Con éstos, podemos proceder a mostraros la foto final de los movimientos de plantilla de GFI, antes de su desaparición.
En esta ocasión no podemos dar relevancia al llamativo aumento en el número de incorporaciones, pues la mayoría de ellas es debida a personal subcontratado de Iecisa que, mediante subrogaciones, pasó a ser plantilla de GFI de cara a la fusión.
Con respecto a los despidos y los ceses en periodo de prueba, continúan en unos valores muy reducidos, inferiores al 1% de la plantilla.
Lo que sí cabe resaltar es la recuperación de la senda alcista en las bajas voluntarias, tras el impacto que el confinamiento tuvo en su disminución. El final de año ha ido recuperando la tendencia habitual de años anteriores, con un preocupante número de abandonos de la empresa por propia iniciativa del empleado. Aunque aún no se ha alcanzado el volumen de los meses pre-pandemia, parece que la evolución es al alza, venciendo los miedos al cambio que todos tenemos en esta época de incertidumbre global.
Seguimos insistiendo en las consecuencias negativas que tienen las bajas voluntarias en la actividad de la empresa, tanto por el sobreesfuerzo de contratación que suponen como por la pérdida de talento, que es el capital principal de la compañía.
El problema de la rotación causa un perjuicio importante a la empresa y es un síntoma del descontento de los trabajadores que, a nuestro entender, no sería muy costoso de resolver si realmente se tiene voluntad.
Si no dan motivos para quedarnos pues nos vamos con el que mejor pague, cuando se den cuenta que todos somos mercenarios y que no trabajamos por amor a la empresa las cosas les irán mejor
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