Ni mascarilla ni distancia

A finales de abril se publicó en el BOE el decreto que elimina la obligatoriedad del uso de mascarillas en interiores. 

En el terreno laboral, este decreto deja libertad a las empresas para decidir si en sus centros de trabajo las mascarillas son obligatorias o no, siempre que se asegure el mantenimiento de las distancias interpersonales. 

Inetum en ningún momento estableció el uso de mascarillas, ya que desde el principio optó por aumentar la distancia entre puestos de trabajo. Esto lo realizó marcando con pegatinas rojas casi la mitad de los puestos, identificando de esta manera los espacios en los que no se debía sentar nadie a trabajar.

Pero la reacción a la nueva normativa ha sido comenzar a eliminar las pegatinas rojas y poner monitores en su lugar, marcando de esta manera como disponibles todos los puestos de la oficina, independientemente de la distancia que los separe de los demás. 

Hemos de agradecer que desde el principio nuestra empresa ha sido extremadamente prudente y ha priorizado la salud sobre cualquier otra consideración. 

Precisamente por eso nos resulta incomprensible este cambio radical de criterio que, superando las directrices del decreto, pretende traspasar su responsabilidad a los propios trabajadores, dejando a su criterio personal el mantenimiento o no de las distancias cuando acudan presencialmente. 

¿La aplicación de reserva de puesto va a permitir superar el aforo que hasta ahora aseguraba el mantenimiento de las distancias? 

¿La empresa va a empezar a proporcionar mascarillas a todos los empleados para usarlas en las zonas cuyo aforo no permita mantener las distancias? 

¿Los empleados van a tener que acudir al trabajo equipados con una cinta métrica para poder elegir un puesto situado a metro y medio de los que ya están ocupados? 

¿Cómo va a resolver la empresa los conflictos que, inevitablemente, se van a producir por las diferencias de criterios entre unos trabajadores y otros? (Supongamos que Pedro, para mantener las distancias, busca para sentarse un puesto en el que no tiene a nadie alrededor. Después llegan Juan y Ángel y se le sientan uno al lado y el otro enfrente. ¿Se tienen que pelear entre ellos para ver quién se tiene que mover, o si se tiene que mover alguien o no?) 

¿Qué ha motivado en la Dirección este cambio de rumbo en el tratamiento de la salud de los trabajadores?, ¿es que queda más bonita la oficina sin pegatinas? 

La mayoría de los empleados continuamos trabajando desde casa, por lo que no tiene sentido hacer ningún cambio. 

Y en los departamentos que se están viendo más masificados por su regreso generalizado a la presencialidad, con más motivo se debería seguir asegurando el mantenimiento de las distancias, más aún con las nuevas instrucciones de cierre de plantas para ahorrar energía. 

La empresa debería volver a poner la salud en el centro de sus prioridades, con un gesto tan sencillo, barato e inocuo como retornar al sistema de marcar los puestos que se pueden ocupar. 

Así se lo hemos pedido y esperamos que se avenga a razones. 

Mientras tanto, os aconsejamos continuar utilizando los puestos como cuando tenían las pegatinas verdes y rojas, dejando siempre libre el lugar de enfrente y los de ambos lados. Si tenéis conflicto porque alguna persona se os sienta al lado o enfrente, contactad con prevención y ponednos en copia para que podamos hacer seguimiento.